sábado, 13 de junio de 2015

ENTREVISTA A MERCEDES ESCOLANO



          Mercedes Escolano (Cádiz, 1964) es una de esas poetas que hacen verídico uno de los principios de alquimia: disuelve y coagula. Ella hace de las palabras, de sus sonidos disolución de asonancias, disuelve los lexemas y los coagula en una suerte de bellos versos, despojados de aquello que les sobra. Versos puros y cargados de erotismo, sensibilidad y saber. Rezaba a la entrada del gran templo griego, al pie del monte Parnaso, el Oráculo de Delfos: “Nada de más”. Eso es lo que tiene la poesía de Mercedes, nada de más.

          Licenciada en Filología Hispánica, con estudios de Doctorado, ha obtenido numerosos premios literarios, ha dirigido revistas literarias, participado en muchas de ellas, traducidos sus versos a numerosos idiomas: francés, italiano, inglés, portugués y sueco.

          Una poeta gaditana que enseña lengua y literatura en un instituto, y que ha publicado once poemarios: Las bacantesLa almadrabaFelina calma y oleajePaseo por el Cementerio Inglés (pliego suelto), Malos tiemposEstelasReales e imaginarios, IslasNo amarásMalos tiempos,  la antología Juegos ReunidosFascinación del AtlánticoCafé y Tabaco.





          Mercedes, tras once poemarios publicados (once, si no me equivoco), desde Las bacantes hasta Café y Tabaco, sin contar con los proyectos nuevos que tienes, ¿cómo definirías tu evolución poética?

          Siempre he sido inconformista, no me ha gustado seguir las modas sino hacer lo que se me apeteciera, detesto ser etiquetada, me aburren las normas literarias, me gusta más sugerir que decir, y siempre he pensado que la literatura no tiene que ser obligatoriamente algo serio y sublime. Me temo que –literariamente– sigo siendo una ingenua. Algunos críticos literarios han dado opiniones certeras sobre mi poesía, pero otros no han sabido captar mi mundo.

          Roma, el mar, los bares canallas, la música, las calles de Lisboa… pertenecen a tu ideario poético. Algunos son símbolos poéticos. ¿Cuál sería para ti el símbolo del mundo actual?

          La gente parece moverse por intereses mundanos y utilitaristas. Interesan el dinero y el culto al cuerpo –juventud, belleza, fuerza, salud–, y tal vez el símbolo del mundo actual sea el éxito de los deportistas de elite. Como este símbolo no me interesa nada, sigo prefiriendo inteligencia y cultura, rodeados de sensualidad.

          Mercedes, ¿cómo fue tu entrada en la poesía? ¿Qué cosas te indujeron a escribirla?

          Mi primer libro data de 1982, entonces tenía dieciocho años y estudiaba C.O.U. en un instituto gaditano. Era la única alumna de aquel centro con un libro publicado y algo así me hacía sentirme “única”, diferente a todos mis compañeros. Me publicaron ese libro por haber ganado un concurso nacional, y posteriormente vinieron otros concursos y otros premios. En poco tiempo me encontré con varios poemarios publicados. No todo lo que publiqué me parece hoy interesante, pero es obvio que ahora soy mucho más exigente y más madura como lectora y escritora. Muchas veces me pregunto qué me empujaba a escribir. Recuerdo que desde que comencé a leer (más o menos a los doce años) quise escribir. La literatura se convirtió en una válvula de escape, en una fascinación, en un paraíso privado.

          Desde hace ya varios años, el papel de la mujer en la sociedad, afortunadamente está cambiando, por lo menos en esta parte del mundo. En la literatura ha ocurrido lo mismo. ¿Cómo valorarías desde tu experiencia este hecho?

          Cada vez es mayor el número de escritoras, porque también lo es el número de lectoras y de licenciadas universitarias. La mujer está hoy mucho más preparada que hace unas décadas (no digamos hace unos siglos). No todo lo que escriben las mujeres tiene calidad, pero es cierto que un grupo de mujeres que escribe muy bien va abriendo el camino a otras mujeres, sirviéndoles de modelo, y paulatinamente encontraremos muchas más obras interesantes escritas por mujeres. Me da igual que el autor sea hombre o mujer, lo que quiero es que la obra esté bien escrita, el tema me interese y logre emocionarme. No creo que exista la literatura femenina, puesto que tampoco existe la literatura masculina.

          Muchos opinan que la poesía escrita por mujeres toca siempre, o casi siempre, elementos tales como el erotismo y la sensualidad. ¿Por qué crees que se piensa esto?

          En 1985 se publicó una antología titulada Las diosas blancas (Madrid, Hiperión), que pretendía abrir los ojos a los lectores sobre la aparición de muchos libros escritos por mujeres tras la muerte de Franco. En ellos se apreciaba libertad temática y el hecho de que muchas mujeres se sentían cómodas escribiendo sobre amor: sensualidad y sexualidad se daban la mano en esos poemas sin censura. La elección de tema no era casual. En aquel momento fue un reto importante. Muchas mujeres quisimos llamar la atención (la mayoría de escritoras estaba ninguneada por la crítica) y no hay nada tan fácil como la provocación. En los años siguientes el abanico de temas se amplió mucho.

          Mercedes, ¿cuáles son tus autores preferidos?

          A lo largo de los años han ido cambiando mis gustos poéticos; por ejemplo, de adolescente me gustaban mucho Neruda y Aleixandre, y ahora me aburren. Me sigue gustando el Antonio Machado de Campos de Castilla, es uno de mis libros preferidos. También Luis Cernuda, Cavafis y Borges siguen en mi mesilla de noche y leo con pasión a Horacio y Ovidio, mis maestros de toda la vida. En los últimos años he leído mucha poesía hispanoamericana y portuguesa.

          ¿Cómo valorarías el mundo literario en Cádiz?

          Cada vez es más aburrido y pacato. La norma de “cortesía” es no criticar a nadie para que nadie te critique a ti. Ese pacto tácito ha creado tantos silencios incómodos como mediocridad. La vida literaria de la ciudad se reduce a pocos actos, generalmente organizados por instituciones como ayuntamiento, diputación, universidad… actos que suelen ser correctos, formales, aburridos. Echo de menos la audacia, el atrevimiento, el humor, la improvisación, la comedia, la originalidad, la sorpresa. Apenas hay riesgo, todo resulta controlado y controlable. No es una época brillante, desde luego, pero seguro que ha habido épocas peores. El Cádiz literario de los años noventa fue mucho más divertido y chispeante que el actual.

          Hace poco ha sido presentado, junto con Josefa Parra, Habitación de hotel . Tiene un título muy, muy sugerente.

          Josefa Parra y yo nos conocemos hace más de veinte años y muchas veces hemos pensado que deberíamos hacer algo juntas, pero no nos decidíamos por nada concreto. Un día caí en la cuenta de que tanto ella como yo teníamos poemas que se titulaban “Habitación de hotel” y que éste podía ser un tema estupendo que nos sirviera de excusa literaria para unir sus poemas y los míos en un mismo libro. A ella le encantó la idea y pronto tuvimos engarzado el libro, que ha publicado Víctor Alija, director de la editorial granadina La Compañía de Versos. La portada del libro es el famoso cuadro de Edward Hopper, también titulado “Habitación de hotel”. Los poemas que hemos incluido hablan de encuentros en hoteles, de horas de intimidad, placer, ternura o soledad en habitaciones que solo habitamos por horas y luego abandonamos sin tristeza, pero que de alguna manera nos enseñan cómo somos, cómo reaccionamos, cómo nos dejamos llevar por nuestras emociones. En estas habitaciones hemos jugado a ser huéspedes de la Poesía. Hay mucho de susurro, sensualidad y caricia en estas páginas. Queremos que el lector se convierta en un cómplice de los huéspedes que se alojan en estos hoteles.

          El próximo poemario en solitario que estás preparando es Jardín salvaje. ¿Puedes adelantarnos algo de él?

         Cuando me trasladé a vivir a El Puerto de Santa María compré un adosado con un pequeño jardín. Mis dotes de jardinería eran escasas y casi todas las plantas que crecían en el jardín eran salvajes, caprichosas y caóticas. Esto me hizo pensar que esas plantas eran iguales que mi carácter: crecían donde, cuando y como les daba la gana. Comencé a escribir poemas sobre aquellas horas en el jardín y las ilusiones que el viento iba llevándose a su capricho, sobre la muerte y la voluptuosidad de la vida. Enfrentarse a uno mismo es siempre una prueba dolorosa y sutil.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Libia: territorio comanche

Se ha dado a conocer como la 'Primavera Árabe', primero Túnez, luego Egipto, a la vez que Yemen, Bahrein, Siria y Libia. Todo el planeta ha seguido de cerca el desarrollo de las revueltas en Oriente Medio y Próximo. 

Occidente se ha decidido por tomar parte en Libia.  La ONU ha dado su visto bueno para una intervención a favor de los rebeldes contra Gadafi. 

                                                                    Imagen de Gadafi.

Se decidió que fuera la Alianza Atlántica quien tomara el mando de todas las acciones militares en Libia. Esto, recordemos, ya ocurrió en el mismo orden de acontecimientos en la guerra de Bosnia-Herzegovina, de la cual si pocos recuerdan cuándo empezó, sí sabrán que la OTAN se retiró del país el pasado 2010.

La historia pasa por la coalición de Francia, Reino Unido y EE.UU. estableció con éxito su zona de exclusión aérea, ideada para proteger por cielo los avances del pueblo libio contra su tirano. Sin embargo, los aviones aliados bombardearon el palacio de Gadafi, sin intenciones muy claras y poniendo a prueba el nimio concepto de proteger a la población libia, que fue exactamente lo establecido por el Consejo de Seguridad. Por supuesto, he dicho que lo puso a prueba debido a su pasmosa ambivalencia. Proteger a los libios puede significar tanto prevenirlos de ataques como descabezar directamente al régimen enemigo. Pero, de todas formas, ¿qué más da?, se preguntarán. ¿Si el objetivo de los libios es derrocar al tirano, qué tiene de malo facilitárselo?

Llegados a este extremo, es simple. Ha costado mucho llegar a donde han llegado. Años de opresión, libertades coartadas, engaños y doctrina hacia el pueblo islámico por parte de sus líderes. Iniciaron estas revueltas desde su mismo seno, sin presiones externas. Día tras día, Al-Yazeera, la mayor cadena de TV del mundo musulmán, retransmitió lo que ocurría en Túnez y en Egipto. Millones de personas que se encontraban en la misma situación a la que esos dos países estaban poniendo remedio, atendían expectantes a su desarrollo. Entonces, la chispa brotó y decidieron que esos serían los primeros eslabones de un gran cambio.

                                                         Palacio de Gadafi tomado por los rebeldes.

A pesar de que el sueño democrático sea tradicionalmente occidental, a pesar de arriesgarse a perder su identidad, a pesar de todo eso,esta revolución es suya. Con la delgada línea que representan las propias ideas, y no las infundadas, en un tema como la occidentalización a la que voluntariamente quieren aspirar, no se puede arriesgar. La comunidad internacional no puede tratar de darles el trabajo hecho, porque no hay revolución sin ideas propias, ni mucho menos, sin identidad común.

Resulta indispensable no injerir en la determinación de estos pueblos, así como que en todo momento, vean el apoyo de los países que inspiraron su ansia de libertad. Pero es imperativo que esto sea a la distancia suficiente como para seguir considerando esta meta como su causa, y la de nadie más.

Es habitual, en las extracciones de petróleo, tener preparada una carga explosiva para dinamitar la boca de un pozo en caso de incendio. De esta forma, la combustión se apaga por falta de oxígeno del que alimentarse. A partir de esta metáfora, la pregunta es sencilla: ¿Ahogarán nuestras bombas el fuego revolucionario que tanto bien estaba haciendo al pueblo islámico?

Santa Cristina de Lena: entre religión y leyenda


                                 Imagen de la capilla de Santa Cristina de Lena.



En Lena hay un rincón emblemático, un espacio lleno de historia y leyendas. Se trata de la capilla de Santa Cristina en Lena, uno de los monumentos arquitectónicos perteneciente  al primer reino hispano-cristiano y declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1985. A cinco kilómetros de Pola de Lena, una pequeña villa que fue cruce de caminos  con la meseta castellana y el desaparecido reino de León, un pedacito de la monarquía asturiana se representa totalmente aislado en una  loma, situada en la parroquia de San Lorenzo.
La iglesia de Santa Cristina, emerge sin altivez en el paisaje como vigía de la historia y resistiendo el paso de los siglos. Esta joya prerrománica del siglo IX forma parte de un grupo de 15 edificios únicos en un estilo directamente vinculado a los reyes de Asturias en las primeras fases de la reconquista: el Arte Prerrománico Asturiano o Arte de la Monarquía Asturiana, como se le denomina en la actualidad, y que  han sido declarados por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1985 con el nombre de Iglesias del Reino de Asturias.
Este pequeño edificio, mudo testigo de  aconteceres, levanta su planta con un único ábside, un iconostasio y parte de una decoración que sugieren claros antecedentes visigodos.
Sus reducidas proporciones y la quebrada perspectiva de sus paredes que se apoyan en treinta y dos contrafuertes prismáticos contribuyen a formar los ángulos entrantes y salientes de los muros por lo que, a Santa Cristina, se la conoce vulgarmente como la “iglesia de las esquinas”, de las que se dice tiene tantas como días el año.
La esbeltez de sus paredes junto con el cálido color de la piedra y el verde del entorno en el que se ubica, ofrecen un armonioso conjunto y proporcionan una inusitada sensación de serenidad hasta el punto de ser considerado el lugar, por algunos estudiosos, territorio telúrico, e incluso cuenta con una leyenda que ha pasado de padres a hijos a través de los años.


Una de las leyendas: 'La gallina de los huevos de oro'

Tal vez el producto de la fantasía popular sea muy posterior a la construcción del edificio y devenga de algún conocedor de las fábulas de Esopo. El caso es que se cuenta que en una cueva existente bajo la iglesia, vive una gallina que pone huevos de oro y que cada cien años sale a pasear al exterior de la capilla, dejándose ver por sus alrededores. Este ave, según la leyenda, es la reencarnación de una doncella a  la que su propio  padre, ateo,  asesinó porque quería ser monja.


Aunque no existe referencia en los documentos de la época, su semejanza con otros dos templos fundados por Ramiro I (año 842 a 850) , Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, en la ciudad de Oviedo, induce a algunos historiadores del arte a fechar las tres obras en un mismo periodo y adjudicarlas a un mismo arquitecto. 
                                Imagen de la capilla de Santa María del Naranco.

Aunque presenta novedades constructivas primordiales de la época ramirense, como abovedamiento general con arcos fajones sosteniendo las bóvedas, columnas helicoidales, alturas mayores que en periodos anteriores, arcos peraltados y tendencia a una mayor verticalidad, en Santa Cristina de Lena se  muestran unas características muy especiales que no aparecen en las otras dos edificaciones que se clasifican  en su mismo periodo; es un edificio más pequeño, las columnas no son cuádruples como en los monumentos del Naranco sino sencillas o dobles. Su planta recuerda mucho a las iglesias visigodas cruciformes y con la existencia de un iconostasio con clara decoración visigoda. No hay nada que afirme que este iconostasio, pieza sumamente importante que se conserva en su interior no hubiera pertenecido a una ermita o iglesia anterior asentada en el mismo lugar u otro cercano y que se hubiera llevado posteriormente para la nueva construcción.
Si bien algunas voces proclaman a esta construcción como la última de la época ramirense otros consideran que es muy probable que Santa cristina de Lena sea anterior a Santa María del Naranco y San miguel de Lillo y  que Ramiro I hubiera encargado estos dos edificios de mayor tamaño e importancia a alguien que con la iglesia de Santa cristina ya hubiera demostrado su valía.

Sea lo que fuere y mientras los expertos se ponen de acuerdo en cual fue el momento exacto de su construcción, este sencillo edificio de proporciones casi perfectas y vestigio de un pasado permanece en pie como Patrimonio de la Humanidad.